No hay forma de evitarlo: el Big Data está destinado a crecer. Cada minuto se envían 200 millones de correos electrónicos, se realizan 4 millones de búsquedas en Google, se publican 300.000 tuits y se comparten 2,5 millones de publicaciones en Facebook. El 90 % de los datos totales a escala mundial se ha creado en los dos últimos años. La información es el petróleo del siglo XXI, y la analítica es el motor de combustión.
El uso de la recopilación de datos por parte de las empresas plantea numerosos interrogantes, en particular en lo referente a la venta de datos personales con fines de publicidad dirigida. Facebook, pero también Google, mantienen importantes negocios de publicidad, actualmente en el punto de mira.
Nos dirigimos inevitablemente hacia una reglamentación más estricta. Indudablemente, las empresas deberán establecer sistemas más sólidos para gestionar el uso, la transparencia y los controles en materia de datos. Con un importante colchón de eficacia frente a otras formas de publicidad no dirigida, creemos que los grandes actores podrán seguir registrando rentabilidades, aunque afronten algunos obstáculos como consecuencia de las iniciativas en el ámbito de la protección de datos.
Las empresas dependen cada vez más de software que les ayude a organizar estos datos.
Cuando los almacenan y analizan de forma segura, las empresas sacan partido de los datos para mejorar su negocio.
La creación masiva de datos se apoya en un mundo cada vez más digitalizado. Queremos mantener la inversión tanto en las empresas que los almacenan, dado su ritmo de crecimiento exponencial, como en aquellas que los aprovechan para optimizar su negocio y mejorar la experiencia del cliente. Todavía observamos un potencial sin explotar, sobre todo en el ámbito de la sanidad, donde la introducción del uso del Big Data está destinada a mejorar drásticamente la vida de los pacientes. Nuestra exposición al Big Data abarca los centros de datos, el software y los actores de la inteligencia artificial, y representa aproximadamente el 15 % de la cartera de Carmignac Investissement.
Fuente: Carmignac, 3/2021
La estructuración de la cartera puede cambiar. Las marcas comerciales y los logotipos no implican ninguna afiliación ni respaldo por parte de estos.
*Escala de riesgo del KID (Documento de datos fundamentales). El riesgo 1 no implica una inversión sin riesgo. Este indicador podría evolucionar con el tiempo. **El Reglamento SFDR (Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros, por sus siglas en inglés) 2019/2088 es un reglamento europeo que requiere a los gestores de activos clasificar sus fondos, en particular entre los que responden al «artículo 8», que promueven las características medioambientales y sociales, al «artículo 9», que realizan inversiones sostenibles con objetivos medibles, o al «artículo 6», que no tienen necesariamente un objetivo de sostenibilidad. Para más información, visite: https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2019/2088/oj?locale=es.