Carmignac

Llega la desinflación a Estados Unidos, pero se tomará su tiempo

  • Autor(es)
    Frédéric Leroux
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Tras subir los tipos de interés desde febrero del 0 al 3,25%, la Reserva Federal estadounidense (Fed) empieza a ver los primeros efectos de sus medidas coercitivas contra la inflación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el aumento de precios tardará en frenarse.

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Si bien el mercado de la vivienda está registrando un vuelco de una brusquedad inusitada en Estados Unidos —como ilustra este gráfico—, los que están bajando son los precios de compra de vivienda, no los de los alquileres, que son el mayor componente del índice de precios de consumo. Tradicionalmente, los alquileres reaccionan con un retraso de dos a tres trimestres a la evolución de los precios de los inmuebles, ya que cuando la compra de una vivienda se hace imposible por los altos precios o los tipos de interés, el alquiler es la única alternativa a la compra, lo cual hace que los alquileres suban.

Otro motor de la inflación es el mercado laboral, que sigue siendo muy dinámico en Estados Unidos, donde las primeras señales de debilitamiento no han aparecido hasta las últimas semanas, con una importante caída de las ofertas de empleo. Esta inflexión aún no es suficiente para que se produzca una pausa notable en el frente salarial, que el mes pasado seguía aumentando en torno al 7% en términos anuales.

La victoria del banco central estadounidense sobre la inflación vendrá de la mano de la recesión económica que está provocando. Esto confirmará el cambio de rumbo del empleo y lastrará la demanda y la producción. La certeza del debilitamiento económico que se avecina llevará muy pronto a la Fed a rebajar la intensidad de su endurecimiento monetario.

Los mercados empiezan a anticipar este momento y ven en los futuros recortes de los tipos de interés inducidos por la ralentización económica una buena razón para volver a las inversiones en renta fija y en aquellas empresas que más pueden beneficiarse de una estabilización de los tipos.

Sin embargo, no nos hagamos demasiadas ilusiones: las fuerzas inflacionistas estructurales (demográficas, comerciales, sociológicas y las relativas a la ecuación energética) siguen actuando. Se espera que estos factores impidan durante varios años un retorno sostenible de la inflación al nivel del 2% con el que sueñan los bancos centrales de las economías avanzadas.