Carmignac's Note
Nuestra revisión mensual de inversiones: octubre de 2022
¿Hasta dónde se puede tensar la cuerda antes de que se rompa?
El mes pasado, los inversores asumieron que los responsables de los bancos centrales acabarían imitando a los guitarristas. Para afinar sus guitarras, giran las clavijas para tensar o aflojar las cuerdas con el fin de ajustar el tono. Sin embargo, esta operación requiere cierta habilidad, ya que si se tensa demasiado una cuerda puede acabar rompiéndose. Por ese motivo, los guitarristas proceden con cautela, escuchando el sonido de cada ajuste antes de realizar un nuevo ajuste cuidadoso si es necesario.
En octubre, los inversores esperaban, por tanto, que los bancos centrales mostraran la misma cautela a la hora de ajustar su política monetaria en respuesta a la inflación, actuando con cuidado para no «romper una cuerda», o lo que es lo mismo, preservar la estabilidad financiera. Después de todo, ¿no puso fin el Banco de Inglaterra a su programa de endurecimiento monetario cuando los fondos de pensiones británicos empezaron a verse amenazados por la subida exponencial de los rendimientos a largo plazo?
Los inversores también contaban con que las principales autoridades monetarias del mundo «escucharan el sonido de cada ajuste» antes de volver a manipular las clavijas, es decir, que se tomaran el tiempo necesario para apreciar los efectos del nivel actual de los tipos de interés en la economía real. Esto era, sin duda, lo que esperaban algunos representantes de bancos centrales, si hemos de creer su malestar, tal como informa el Wall Street Journal, por el ritmo sostenido de subidas de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), o la decisión del Banco de Canadá de incrementar los tipos en 50 puntos básicos (pb) en lugar de los 75 pb previstos, aludiendo a la preocupación por la doble desaceleración de la demanda y del mercado inmobiliario.
¿Mostrarán una mayor preocupación los bancos centrales por el crecimiento?
Sin embargo, sería imprudente esperar un giro en las políticas monetarias. Aunque la inflación haya tocado techo, es todavía elevada y es probable que siga siéndolo en el futuro. Además, es también probable que el umbral de tolerancia de gobiernos e instituciones difiera de un país a otro, dada la gran heterogeneidad de las situaciones económicas. Y no hay que olvidar que el Banco Central Europeo (BCE) subió los tipos de interés en 75 puntos básicos el mes pasado, su tercera subida consecutiva desde principios de año.
No obstante, es de esperar que tanto los bancos centrales como los inversores se muestren cada vez más preocupados por el crecimiento, que probablemente será muy decepcionante debido a los efectos nocivos de una inflación persistente, como demuestra la disminución de la actividad de los grandes grupos tecnológicos y sus sombrías perspectivas. Así pues, mientras que en 2022 se produciría el grueso de las subidas de tipos con los bancos centrales apresurándose por subir el precio del dinero a corto plazo, 2023 podría ser un año de contemplación en el que estas instituciones analizarán los efectos de los incrementos de tipos en sus respectivas economías.
La expectativa de que los bancos centrales se interesen más por el crecimiento económico permitió cierta relajación del mercado de renta fija en octubre (la rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años alcanzó el 4,3% antes de volver a situarse por debajo del 4%), que el euro se recuperase frente al dólar y que rebotase la renta variable de los países desarrollados.
Por el contrario, los mercados emergentes sufrieron la situación política en China, donde el presidente Xi Jinping se consolidó en el poder tras el XX Congreso del Partido Comunista, lo que sugiere que aún está lejos el fin de la política de «covid cero» y del intervencionismo económico. Sin embargo, se espera que el gobierno chino siga desplegando medidas de estímulo al crecimiento, muchas de las cuales podrían anunciarse en la Conferencia Central de Trabajo Económico que se celebra en diciembre.
Cambios en la cartera de Carmignac Patrimoine
Aprovechando la tendencia general a la baja y el renovado pesimismo de principios de octubre, junto con un inminente pico de inflación (efectos de base del año pasado, pero también medidas para limitar el impacto negativo de los elevados precios de la energía) y el nuevo sentimiento del mercado tras el cambio de tono de los bancos centrales, deshicimos la mayoría de nuestras coberturas en los mercados de renta variable. Fue una decisión también motivada por las enseñanzas de la historia de las finanzas, que nos demuestra que la recuperación de un mercado bajista puede ser potente y convertirse en una tendencia más sostenible.
Creemos que el fuerte pesimismo actual y la caída de las valoraciones que vuelve atractivos ciertos activos probablemente beneficiarán a los denominados valores de «crecimiento visible» de nuestra cartera hasta finales de año. Asimismo, renunciamos a algunas coberturas de nuestra cartera de renta fija.
Una estabilización de los tipos de interés debería conceder un respiro a la clase de activos de renta fija en su conjunto y particularmente a los mercados de crédito, donde las tasas de impago deberían ser muy inferiores a lo que sugieren las valoraciones actuales. Además, teniendo en cuenta la rentabilidad actual del componente de renta fija del Fondo (en torno al 6%), podemos decir que el tiempo se ha convertido en nuestro aliado al permitirnos realizar una meticulosa selección de valores para configurar la cartera.
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Renta variable
Hemos incrementado nuestra exposición al sector de productos básicos de consumo debido a su resistencia en medio de la creciente presión sobre los márgenes y los crecientes temores de una desaceleración del gasto de los hogares.
Hemos elevado nuestra exposición al sector de la alimentación y bebidas, que podría resistir una recesión, tal y como sugiere el aumento de los beneficios de Coca-Cola este trimestre.
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Renta fija
Hemos aumentado nuestra asignación a la deuda pública estadounidense a largo plazo en respuesta a las decepcionantes perspectivas de crecimiento y tras haber observado una desconexión entre los precios y los fundamentales: los rendimientos a 30 años subieron hasta el 4,4% (+1% en un mes) pese a unas perspectivas de crecimiento más flojas.
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Oro
Asimismo, incrementamos nuestra exposición al oro, ya que la caída de la rentabilidad real asociada a la ralentización económica debería ayudar al metal amarillo a recuperar su condición de «valor refugio».
Los mercados no se mueven en una sola dirección y, en un contexto de caídas extremas y generalizadas, resulta esencial ser consciente del valor que supone ir a contracorriente para conseguir rentabilidades menos correlacionadas, del mismo modo que a veces hay que saber cuándo no tensar demasiado la cuerda para no romperla.
Carmignac Patrimoine A EUR Acc
Duración mínima recomendada de la inversión
Riesgo más bajo Riesgo más elevado
RENTA VARIABLE: Las variaciones de los precios de las acciones cuya amplitud dependa de los factores económicos externos, del volumen de los títulos negociados y del nivel de capitalización de la sociedad pueden influir negativamente en la rentabilidad del Fondo.
TIPO DE INTERÉS: El riesgo de tipo de interés se traduce por una disminución del valor liquidativo en caso de variación de los tipos de interés.
CRÉDITO: El riesgo de crédito corresponde al riesgo de que el emisor no sea capaz de atender sus obligaciones.
TIPO DE CAMBIO: El riesgo de cambio está vinculado a la exposición, por medio de inversiones directas o de instrumentos financieros a plazo, a una divisa distinta de la divisa de valoración del Fondo.
El fondo no garantiza la preservación del capital.