La carta de Edouard Carmignac
[Management Team] [Author] Carmignac Edouard

La carta de Edouard Carmignac

Edouard Carmignac comenta la actualidad económica, política y social.

Paris, 21 de enero de 2025

Estimados inversores:

Carmignac celebró su 35º aniversario en 2024. No soy muy dado a reflexionar sobre el pasado, pero esta es una ocasión especial. En 1989, Carmignac nació de la ambición de poner inversiones sólidas al alcance del mayor número de personas, rompiendo las barreras geográficas y de clases de activos en busca de las mejores oportunidades.

Hemos recorrido un largo camino. De la primera oficina hasta tener siete. De distribuir en un país a 15 países en tres continentes. De un gestor de cartera a 60 profesionales de la inversión. De cuatro fondos a 40 fondos y 26 estrategias. Nuestro compromiso permanente ha sido poner a disposición de todos nuestros clientes un amplio conjunto de herramientas y catalizadores de rentabilidad. Esto suponía tanto innovación como gestión de riesgos. En 2002, fuimos pioneros en la introducción de estrategias con derivados para mejorar la flexibilidad de nuestras carteras. En 2014, fuimos de los primeros gestores de activos de Europa en recibir autorización para acceder a los mercados de China continental. En 2015, incorporamos algunos CLO (bonos colateralizados por préstamos a empresas) con el fin de dotar a nuestros fondos de munición con la que sortear la represión financiera. En 2021, ampliamos nuestro universo de inversión para poder incluir valores no cotizados seleccionados en nuestros fondos emblemáticos, algo que nos llevó a ofrecer el año pasado a nuestros clientes acceso a activos de capital privado de primera calidad a través de un fondo Evergreen con opciones de liquidez. Podría seguir así un buen rato.

Aunque buscamos constantemente formas de mejorar nuestros productos y competencias, ciertas características ya vigentes en 1989 siguen siendo válidas hoy en día: la preservación de nuestra independencia —que muchos de nuestros competidores han perdido— nos ha permitido seguir cultivando nuestro estilo de gestión activa, nuestro enfoque basado en convicciones, la alineación de intereses con nuestros clientes, el mandato de gestionar los ahorros de nuestros clientes a largo plazo y la transparencia que demostramos en cualquier circunstancia. Al disponer del lujo del tiempo, podemos ir a contracorriente y contradecir el consenso cuando lo consideremos oportuno.

Pero basta de hablar del pasado. Nada me interesa más que el futuro. En un intento de ir cada día más allá de respuestas fáciles e inmediatas para comprender hacia dónde se dirige el mundo y qué es lo que infravaloran y sobrevaloran los actores del mercado, debo confesar que tengo los ojos muy abiertos ante los tiempos que se avecinan. Las placas tectónicas de la geopolítica, la tecnología y el clima se están desplazando, abonando el terreno para cambios de calado y medidas determinantes.

2025 arrancará con el nuevo mandato de Donald Trump, algo que muchos, especialmente en Europa, consideran una gran amenaza. No cabe duda de que sus reiteradas posturas sobre la transición climática resultan inquietantes. Sin embargo, estas preocupaciones legítimas no deben eclipsar su tendencia a favorecer el clima inversor en EE. UU. mediante una menor regulación, la reducción del gasto público y una administración favorable a la tecnología.

¿Y si estas elecciones sirvieran realmente para recuperar el sentido común? El caso de la industria automovilística europea, ahora tristemente célebre por ser el principal quebradero de cabeza de los males empresariales de Europa, puede servir como advertencia. Hay demasiadas normas y leyes laborales que nunca benefician a los que más necesitan, una ingenuidad extrema respecto al comercio mundial y debates interminables para encontrar compromisos sobre el mínimo común denominador. Durante años, yo y otros como yo hemos exigido un despertar colectivo. Tal fue mi último llamamiento la pasada primavera a favor del nombramiento de Mario Draghi como Presidente de la Comisión Europea. La jubilación es un buen ejemplo. Nadie cree seriamente que los tradicionales sistemas de pensiones redistributivos sean sostenibles. Esto lo sabe todo el mundo. Argumentos ideológicos desfasados retrasan la aplicación de las pensiones complementarias de capitalización, la única opción viable.

¿A qué esperan nuestros políticos? La falta de coraje y las cínicas maniobras políticas de las décadas anteriores nos han puesto al borde de la quiebra colectiva. ¿Hay que esperar al último momento para tomar medidas decisivas? En última instancia, debe prevalecer el pragmatismo. Ellos ya tienen cómo hacerlo dentro del informe Draghi. Harían bien en leerlo y ponerlo en práctica.

En consecuencia, para invertir con éxito en los próximos 35 años será necesario no solo elegir valores atractivos desde una perspectiva bottom-up, sino también incorporar un análisis geopolítico exhaustivo. Todos intuimos que el crecimiento mundial se ralentizará en el futuro. Los países con una gobernanza política deficiente quedarán rezagados. Ya se están ejerciendo fuerzas diferenciales sobre el crecimiento: EE. UU. frente a Europa, India frente a China, Argentina frente a Brasil...

Durante toda mi vida he tenido fe en el potencial de crecimiento de los mercados emergentes y en la tecnología. Todavía la tengo. Quizá ahora más que nunca. Piense en lo que se ha conseguido en los últimos 20 años. Todo el talento, la emulación, la creatividad y la riqueza creadas en todo el mundo. Es algo que nunca deja de sorprenderme. Y ahora nos acercamos a un punto de inflexión ante el auge de la inteligencia artificial (IA), que está dando lugar a nuevos campeones y ampliando fronteras. Muchos reconocen que es una revolución, pero creo que seguimos subestimando la magnitud de los cambios que se avecinan. Por supuesto que este tema va mucho más allá del sector de la gestión de activos, pero para nosotros la respuesta es sencilla: debemos adoptar la tecnología como nunca antes.

Confío plenamente en nuestra contribución, que le permitirá aprovechar las numerosas oportunidades que se le presenten y, al mismo tiempo, disipar la aprensión que inevitablemente generan.

Deseándole más que un feliz año nuevo. ¡Que disfrute, al menos, de una feliz y próspera nueva década con nosotros!

Un cordial saludo,

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