¿Qué ha sucedido hasta la fecha?
Los mercados emergentes se han visto considerablemente afectados por las ventas masivas sobrevenidas a raíz de la crisis de la COVID-19 y han acusado salidas de capitales considerables, superiores a las registradas en cualquier otra crisis de los últimos 15 años*, y ello pese a no haberse visto tan perjudicados como los países desarrollados, dado que presentan unas tasas oficiales de fallecidos inferiores y unas restricciones menos rigurosas.
Políticas de apoyo
En abril, los mercados mundiales experimentaron un repunte propiciado por las medidas de estímulo ante las pruebas de que el brote de COVID-19 estaba quedando contenido. Los mercados emergentes también se estabilizaron ante los crecientes indicios de que las repercusiones de la pandemia revestirán una menor gravedad, a lo que se sumó una mejora de la liquidez en dólares que ha evitado una crisis de endeudamiento/liquidez en dólares hasta la fecha.
Las incertidumbres económicas persisten
Si bien resulta muy precipitado y difícil evaluar y cuantificar las repercusiones totales de la COVID-19, los efectos económicos secundarios derivados de las medidas de confinamiento, del cierre de los sectores turísticos y del debilitamiento de la demanda interna y externa siguen constituyendo lastres para los mercados emergentes.
Perspectiva general
La crisis actual está principalmente acentuando las tendencias anteriores de ralentización del crecimiento mundial y de dispersión de la rentabilidad económica entre los diferentes países. Si bien las inyecciones de liquidez, los estímulos monetarios y fiscales de las economías avanzadas y la posible depreciación del dólar pueden brindar apoyo adicional a los mercados emergentes, las perspectivas a medio plazo siguen siendo inciertas, por lo que la selectividad seguirá siendo clave para capear este entorno volátil y frágil.
Condiciones divergentes
Parece que estamos asistiendo a una clara diferenciación entre países emergentes y observamos lo siguiente:
El caso de China