Coyuntura y gestión de riesgos
Actualmente, los mercados europeos se enfrentan a riesgos contrapuestos: deflación e impagos por un lado —tras la actual crisis del coronavirus y su efecto en la economía real— y reactivación por el otro —gracias a los planes de los bancos centrales y los Gobiernos para ayudar a los consumidores y a las empresas en este periodo de incertidumbre mediante la aplicación de paquetes de estímulo en distintos formatos—. No obstante, seguimos preocupados por el hecho de que la confianza del mercado es, en cierto modo, demasiado optimista, especialmente a la hora de valorar la solidez de la recuperación (el estado real de la economía, el nivel de actividad y, especialmente, las previsiones de beneficios para 2021). Por ejemplo, en el caso del índice Eurostoxx 50, las expectativas de consenso sobre los beneficios para 2021 se situaron en línea con los niveles de 2019.
En esta coyuntura, creemos que los mercados cotizarán dentro de horquillas amplias y volátiles durante los próximos meses. Por tanto, estamos adaptando nuestra asignación de activos para tener una mayor liquidez y flexibilidad.
Últimamente, hemos gestionado activamente la exposición a renta variable manteniendo un nivel moderado de inversión en esta clase de activos (en torno al 30 %), centrada en valores de crecimiento y calidad. Sin embargo, en la actualidad, de cara de reducir la exposición a la renta variable, hemos hecho coberturas idóneas por medio de derivados en lugar de liquidar posiciones cortas con futuros sobre índices —como normalmente hacemos— para evitar cualquier tipo de sesgo. En paralelo, también decidimos asumir más riesgo mediante una gestión activa de nuestra exposición a la deuda corporativa. En efecto, consideramos que nuestro componente de deuda corporativa ofrece unos niveles de valoración atractivos en relación con el riesgo fundamental.
La perspectiva a medio plazo sigue siendo muy incierta. Cabe la posibilidad de que el mundo occidental siga avanzando por la senda por la que ha transitado hasta ahora y, por tanto, tome la vía japonesa, que se caracteriza por un crecimiento reducido, unos tipos de interés bajos en el futuro inmediato y una amplia oferta de liquidez. En caso de ser así, los índices bursátiles evolucionarían de manera lateral, pero los valores de crecimiento de elevada calidad seguirían registrando rentabilidades superiores. Este supuesto constituye además nuestra hipótesis principal y justifica nuestra selección de valores. No obstante, creemos que el riesgo macroeconómico se orienta a la baja, dado que los economistas podrían sobrestimar la recuperación más allá del repunte inicial a corto plazo, de tal forma que, en realidad, nos estaríamos encaminando hacia una recesión duradera. En estas circunstancias, la capacidad de los bancos centrales para seguir gestionando la coyuntura se vería amenazada, y los mercados podrían volver a desestabilizarse gravemente. Esta asimetría en los riesgos explica por qué mantenemos nuestro posicionamiento globalmente prudente a pesar del repunte protagonizado por los mercados. Por tanto, también hemos decidido mantener una proporción más elevada de lo habitual en cash y activos líquidos equivalentes.
Posicionamiento principal
Renta variable: nos ceñimos a nuestra hoja de ruta
Nuestro proceso de inversión se orienta hacia los valores de calidad y crecimiento que, en nuestra opinión, resultan adecuados para capear esta coyuntura incierta. Los valores que hemos identificado mediante nuestro proceso son títulos de elevada calidad pertenecientes a ámbitos innovadores como los de salud, biotecnología y determinados segmentos industriales, entre otros. De cara a proporcionar información contextual, resulta interesante destacar el creciente énfasis en el sector de la salud en la actual coyuntura de pandemia. Incluso si su papel en el seno de la estructura social actual no ha hecho sino quedar reforzado por la crisis de la COVID-19, en realidad —en nuestro componente de renta variable— ha constituido una de nuestras convicciones a largo plazo y, actualmente, es el sector al que más expuestos estamos.
Renta fija: la seguridad es lo primero
Mantenemos una duración modificada reducida junto con una cartera de deuda corporativa oportunista:
Deuda pública: el Fondo invierte principalmente en deuda pública alemana (tipos nominales y bonos vinculados a la inflación). En comparación con los bonos del Tesoro estadounidense, que se negocian en niveles cercanos a sus mínimos, la deuda alemana se negocia en niveles más elevados. Además, ya no contamos con exposición a la deuda pública periférica, en vista del deterioro de sus ratios endeudamiento/PIB.
Deuda corporativa: seguimos identificando oportunidades en el segmento de deuda corporativa tras las marcadas dislocaciones en esta clase de activos, tanto en el mercado primario como en el secundario.
*Escala de riesgo del KID (Documento de datos fundamentales). El riesgo 1 no implica una inversión sin riesgo. Este indicador podría evolucionar con el tiempo. **El Reglamento SFDR (Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros, por sus siglas en inglés) 2019/2088 es un reglamento europeo que requiere a los gestores de activos clasificar sus fondos, en particular entre los que responden al «artículo 8», que promueven las características medioambientales y sociales, al «artículo 9», que realizan inversiones sostenibles con objetivos medibles, o al «artículo 6», que no tienen necesariamente un objetivo de sostenibilidad. Para más información, visite: https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2019/2088/oj?locale=es.