El optimismo de los inversores sigue alimentándose de la percepción de un crecimiento económico aceptable a escala mundial —si bien algo inestable en Estados Unidos— y de una inmensa confianza en la sabiduría de los bancos centrales.
Dado que las elecciones francesas no dieron el golpe de gracia al proyecto europeo, los mercados financieros aún deberían poder mostrar cierta exuberancia durante algún tiempo.
Desde la victoria del brexit en el referéndum británico el pasado 24 de junio, la bolsa británica se ha revalorizado un 20 %. Desde la elección de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU., el índice de renta variable estadounidense S&P 500 ha avanzado un 9 %.
Los mercados, que han constatado que todos y cada uno de los riesgos políticos de 2016 se saldaron con un movimiento gradual hacia un mayor apoyo presupuestario y una reafirmación del respaldo monetario de los bancos centrales, continúan saboreando las mieles de la recuperación cíclica más evidente desde que finalizara la gran crisis financiera.
Como ya señalamos el mes pasado , el ciclo económico mundial, que tocó suelo en el primer trimestre de 2016, se reforzó progresivamente según avanzaba el año para finalmente recibir un importante estímulo en noviembre con la inesperada victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
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